23 April 2007

He llevado a cada sonrisa al mausoleo de la hilaridad,
Alimentando de esta manera a los perros de la desesperación.
Preguntando como es que el interior de cada uno se ha vuelto un prostíbulo,
En el cual fornican el diablo y dios con nuestras ideas.
He escuchado a la vorágine gritar el nombre de cada uno,
Para que nadie olvide y todos recuerden el laso inquebrantable que nos une.
Me he deleitado con el sustento que nos han preparado,
Nuestros héroes de brazos quebrados, pero aun sigo con hambre.
He visto el rostro de nuestras madres con lágrimas de fuego en los ojos,
Y aun así seguimos inamovibles chapaleando nuestra porquería.
Apurando la última libación de cerveza. La tome por el talle ya casi apunto de reventar de tórrido, ya no podía llevar esta cruz, necesitaba tomar al toro por las astas.
Ella se reía, sabia bien lo que estaba haciendo, gozaba provocándome, nunca la había visto tan desinhibida, desde que llegamos a ese lugar lo único que hacia era incitarme, no se lo que buscaba, pero su gozo era enorme.
De un momento a otro se paro y me dejo sentado un buen rato, yéndose a diez pasos de mi, conversaba con todos los hombres que se le acercaban y mientras realizaba eso me miraba y se reía, luego volvía me besaba y me decía que me tenia en donde ella quería, y se volvía a ir a diez pasos de mi.
Yo no entendía de que se trataba todo esto, pero sabia que realmente me tenía donde ella quería, me estaba provocando con esa sutileza que sola las mujeres conocen.
Cuando se me acerco nuevamente, me tomo de la mano y me dijo que nos fuéramos, a si que pedí la cuenta y nos fuimos de ese lugar, me dio un largo beso en la esquina en la cual estábamos y se echo a reír.

17 April 2007

Estuvimos enredados en la cama hasta que el sol soltó su última oleada de luz, conversamos de cosas que podrían ocurrir, de cosas que podíamos realizar.
Me hablo del gran demonio que habita su oscuridad, y como quedaba invertebrada cuando se presentaba para atormentar su existencia.
Así estuvimos sin tiempo ni preocupación, solos los dos, para dejar las restricciones para los niños y los bobos, guiados solo por furtivos deseos.
He visto como la tierra se remese a mis pies,
Sintiendo él dobles en mis piernas y observando mis brazos caer como plomo al suelo.
He tambaleado en la cuerda floja sintiendo a mis espalda la carcajada de todos los que me conocen y han sabido de mí.
Pero como el día inevitable para cualquiera.
He seguido avanzando arponeando a todo óbice.
No tengo Dios que reclame mi alma llegado el momento,
Es por eso que escupo cada imagen que encuentro.
He amado y me han apuñalado tres veces, y tres veces en el mismo lugar.
Han dicho de mí que soy de cuidado,
Creo que tienen razón.
Otros dicen que mi cabeza no anda bien, agradezco los elogios.
Pero como el día inevitable para cualquiera.
Acá estoy arponeando las inclemencias del tiempo.

Producto que me niego a caer, es por eso que no tengo Dios.

12 April 2007

Después de tanto tiempo me lo encontré sentado al pie de una escalinata, lo salude algo descolocado, por que siempre reaccionaremos obtusamente, y repetiremos el rosario de preguntas buscando una dirección aturdidamente a nuestras palabras. Ahí estábamos mirándonos en ese irritante silencio. Yo solo veía escombros en su mirada, y su gran cuerpo solamente era una gran herida expuesta a la intemperie.
Cuando me dirigió la palabra note que aun conservaba su viejo vigor en su voz. Después de hacer un rodeo por las preguntas que yo le iba haciendo me contó que venia del sepelio de su papá. No quise preguntarle por la muerte de su progenitor y menos de cómo se sentía. Siempre he pensado que preguntar sobre eso es como meter los dedos en la yaga del otro para que recuerde y se le clave el dolor mucho mas adentro. A pesar de todo el insistió en el tema, yo solo me dedique a escuchar. Me contó cosas de su padre, fragmentos al azar, recuerdos variados, sin tiempo y sin conexión unos con otro.
Sin darme cuenta la conversación tomo un tono grave, expresaba tención su voz y el candor lo había dejado. Me dijo que su padre le había amputado un órgano en su niñez, que por eso nunca iba a tener paz, me contaba que hubiera gritado dentro de la cabeza de su padre para que el dolor quedara como un eco adosado en su mente, me decía que el mal del padre es el mal del hijo y que eso lo carcomía por dentro, que ahora todas las deudas que su padre había contraído con la vida el las tendría que saldar, putio al cielo y maldijo la tierra, apretaba las manos expresando su malestar. Yo no supe que decir, quede con las palabras agarrotadas. Cuando nos despedimos y cada cual volvió a lo suyo pensé que no se si sentía un gran dolor por la muerte de su padre, pero intuyo que lo que lo perturbaba en demasía era lo que se le venia encima, lo cual era saldar la deuda heredada, la cual solo se paga con dolor y lagrimas.

09 April 2007

Cuando la divise a la distancia, mis piernas perdieron su vigor y la fuerza de gravedad de la tierra me succionaba. Mi corazón se paralizo y de un brinco se echo a galopar, como queriendo escapar. Con las bolas en una mano me eche a correr, corrí una cuadra de distancia y me sentí como si la fatiga se apoderara de mi. Cuando por fin la detuve, mis piernas tiritaban, estaba desarmado y desnudo.
Quien es el que dice que el trabajo dignifica, eso es un cuento muy mal contado. El trabajo dignifica, esta frase nace desde los cimientos de la iglesia católica, como un contra argumento a la critica marxista sobre el trabajo instrumental.
Los muy santos que predican este artilugio, quieren dar a entender que cualquier tipo de trabajo dignifica al hombre. Pero entre nosotros que tipo de argumento puede ser esto. -¡que cara dura hay que ser para esgrimir esto!-. ¡¿Acaso cualquier trabajo dignifica?!, ¿acaso ser basurero no es digno?, y si es digno esta labor por que no aspiran a ser basureros todos lo chucha de su madre de una ves, ¿acaso ser putita es digno?, si es así por que no se vuelven perras asalariadas de una ves por todas.
Dejando de lado todo lo que ustedes perros miserables puedan pensar. Acaso la dignidad del trabajo no es medida con el valor agregado que este nos brinda, a mayor valor agregado que este contenga no es mas digno el trabajo. Funcionarios públicos, funcionarios privados, todos indignos, todos unos asquerosos perros, acuartelados en su valor agregado. Pobres miserables a un creen que el trabajo dignifica, que la labor, cualquiera que sea les dará dignidad para mirar a los ojos a quien se les ponga enfrente, me río de todos ustedes asquerosas bolsas de estiércol y al mismo tiempo los desprecio.

05 April 2007


La mirada quieta en los contornos de la ciudad me ayuda a develar la estructura en la cual deambulamos unos de día, los mas de noche.
La calle molde perpetuo de la civilización construida de sudor y dolor. Rizoma por excelencia.
Puedo decir que he caminado un buen trecho por las rúas de esta ciudad. Me he perdido en sus vías, pero también me he liberado en ellas. Producto de este andar me he podido dar cuenta que todas las arterias de esta urbe son iguales, todas tienen el mismo formato, pero la diferencia entre una y otra, es que hay una degradación en su construcción, el concepto con el cual se elabora la arquitectura de calles es el mismo para todas, solo que depende en donde nos encontremos geográficamente en la ciudad para poder ver como se a alcanzado el concepto.