18 November 2010

He golpeado tu puerta lo más fuerte que podía, esperando que escucharas mi llamado, esperando que atendieras mi invitación que te he hecho llegar con el pecho abierto con el corazón en la mano.


He golpeado la puerta de tu mundo con demasiada violencia que te he asustado, y en la boca me ha quedado un hilillo de voz del cual las palabras ya ni se notan.

Estoy con mis piernas dobladas viendo girar al sol, esperando que la primavera no me alcance para no tener que recordar mi intento fallido, para no tener que temblar de desesperación, con el corazón en la mano, con el pecho terriblemente herido.

Estoy solo como huérfano. Alejándome te diviso en mis recuerdos, alejándote te diviso tan, pero tan lejana.

He golpeado tu puerta y no me has contestado y mi corazón se ha entumesido en mi mano.

Me pregunto para mis adentros a donde se dirigen los barcos de mi mente, ya que mi mar se derrama de mí ser.

He golpeado tu puerta más fuerte, esperando que escucharas mi llamado, ya que creí a ver escuchado el tuyo.

Me deslizo sobre mis pasos, recojo mis fragmentos, caigo sobre la noche con el pecho abierto, con el corazón en la mano.
Desde la cuneta
Se desliza un centenar de langostas.
El basural de
La ciudad se esparce como polen
Inundando con su fragancia
Los sentidos, articulando
Un centenar de colores
De los cuales se desprenden
Mis pulmones.
Las uñas las he clavado en las paredes
Al someterme a tan angustiante
Deleite de aromas que desfilan a mí alrededor.
Los perfumistas del mundo
No han embotellado apasionante aroma, que curioso.
Desde la cuneta me deslizo
Zozobrando en instantes en un mar de langostas
Que devoran lo externo
Y que participan de lo interno.
Mordisqueando un poco acá,
Mordisqueando un poco haya.
Espectadores del foro interno
Actores de la realidad.

20 October 2010

Suena el despertador roncando en mi mente la idea de levantarme, prepararme para la marcha del día. Pido tiempo extra dentro mío para rumear la decisión de sobreponerme a la pereza de la mañana.

El frio me sumerge en un letargo del cual con un gran esfuerzo me libero de las sabanas que arrullan a mi existencia.

Me resbalo fuera de la cama estremeciéndome calmadamente frente a mi decisión de abandonar tan agradable lecho, dirigiéndome raudo al baño dejándome despertar por completo por un chorro cálido de agua que baña mi cuerpo.

Me someto a la costumbre de los días como un buen becerro, me sumerjo y vuelvo a emerger de mis cavilaciones diarias. Me cepillo los dientes frente a un espejo del cual el reflejo que allí se sostiene esta convencido de sus decisiones.

Me apuro corriendo sobre mis pasos que se dirigen a la cocina para tomar alimento, para mascar la mañana que se empieza a desbordar por las montañas, un café es lo ideal para finalizar tal asalto a las reservas que empiezan a menguar.

Salto sobre la noche que aun quiere bailarse su ultimó vals y como una turba de maleantes el frio se abalanza sobre mí, apuro mi andar hasta el subterráneo en el cual está la muchedumbre en donde yo soy parte de ellos desde afuera y desde mi interior trato de estar tan lejano, me abandono a la cotidianeidad de los días, despejando mi mente abrazando la reflexión esperando el tren.

19 July 2010

Me rió y no soy un comediante. Estoy sonriendo como un payaso, como si me hubieran contado un maldito chiste del cual no pudiera desligarme, las cartas caen como copos de nieve, las lagrimas se suceden como coches en la autopista.

Mi mente retumba con el sonido de la batería, escuchando entre medio del sonido silabas ininteligibles me limito a asentir con la cabeza como queriendo decir te entiendo.

Soy un maldito sordo a las palabras dichas a la distancia, me agito con la multitud en una viscosidad invisible, me estremezco en medio de la masa saboreando él momento.

Caigo, subo, me alejo y vuelvo; me hago el sordo cuando me hablan al oído moviendo mis cejas como si me importara lo que me dices.

Te sierro un ojo como queriendo decir estoy contigo. Me rio no lo puedo aguantar pobre iluso te has equivocado.

E cogido una almohada de piedra

Con ribetes color púrpura.

Trazos en un cuadro,

Caminos en un mapa.

Entierro mis extremidades

En la arena, gránulos

Del tiempo Se deslizan por mis palmas.

Clavo mi mirada en un espejo

Volviéndome transparente.

No hay botellas que encierren mi espíritu

Ni néctares que turben mi mente.

El verbo tácito, prima

Del que sabe esperar.

Con el ábaco especulando

Bienestar futuro y presente.

El cielo con las viseras al aire

Sangra ininterrumpidamente.

En el aire se escucha a lo lejos un canto

Cual gorrión arrancado de su nido.

Por la ventana el busto de una mujer

Tienta la imaginación.

El mármol de la mente se desastilla

Con cada gota que se desprende de la cúpula celeste.

No hay quien sostenga a la luna,

Su mar derramándose por el cosmos esta.

El mundo necesita de un atlas.

Sobre un rincón yacen sus brazos.

Sobre el pedregal florece

El llanto de un anciano,

El cielo se nos viene encima.