Mi amor hay deseo incalculable en cada palabra dada.
Desde los sentimientos que se vuelven inescrutables,
Desde tus caderas sujetas con mis manos las cuales se abren
Y crecen como enredaderas envolviendo tu cuerpo.
El llamado del cuerpo no acepta excusas,
De alguna manera se hace sentir.
En un parpadeo, en un pulso,
El sudor es su voz más aguda.
Voy tan lento como puedo,
La eternidad se ha echo minúscula
Y mis labios en llamas de deseo están.
Me ruborizo al constatar tu deseo
Y tus manos que ágiles se han vuelto.
Vamos juntos en esta desenfrenada carrera
Tomados de las manos mordiendo-nos los labios.
Mascullando un lenguaje incomprensible.
A. NAIN
30 November 2009
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