18 May 2007

Siempre he mirado por la ventana observando a los payasos realizar sus monadas. Encallando cada día en la burla, zozobrando en la estupidez.
Siempre me han inquietado aquellos que pretenden venir de otro lugar, imitando idiomas y posiciones como coterráneos de otros lugares. En esos momentos se me viene a la memoria la voz de un amigo que me dijo que en estos tiempos se puede ser cualquier cosa. Muchos se creen argénteos y por escuchar algunos tangos imitan la pluma acentuada de aquellos. Esos son los peores, son como mozas pavoneándose en medio de la calle, pero que cuando la luz no les da se les puede ver lamiendo su vil existencia.
Siempre me ha gustado la calle, y el olor de café escapándose de algún local. Me encantan las piernas de las mujeres. Hubo un tiempo que unas piernas me tenían hechizado, pero su dueña solo quería ser buscada pero no besada, eso me desconcertó.
Siempre comienzo el día de la misma forma, me gustaría terminarlo de la misma manera, entremedio de unas piernas.

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