11 August 2006

Cuantos coscorrones hemos recibido en nuestras vidas por no apresurarnos a comenzar el mañana, pero hoy es distinto. He despertado al presente, el cual reclama su eternidad.
En estos momentos estoy sumergido en el día eterno, aquel que nunca acaba y que no tiene tiempo, el que esta libre de horas.
Sé que todos creen en un mañana pero lamentablemente eso no llegara nunca ya que el mañana solo existe como acontecimiento, nunca como suceso.
No sé por que al despertar al día eterno se me ha formado un desierto en la garganta que solo la farra puede refrescar. Me ciento poseído por mil ideas locas las cuales revolotean como moscas en mi mente, todas ellas son molestas, no por que me enloquezcan. Si no simplemente por que el día eterno ya fue anunciado por naturalistas y románticos todos dados a la saciedad del deseo, el cuerpo el gran catalizador de esta fuerza, los sabores combustibles que inspiraban a nuestro castigador Cupido.
Pero no estoy molesto por despertar en mi todos los deseos este día, si no que me doy cuenta como los empiristas y racionalistas formaron dos actitudes de participación de esta eternidad, al final he vuelto al viejo dilema de la razón, la cual me asiste como facultad iper-desarrollada, la cual no es ni fu , ni fa.
Que cataclismo es el hoy. La vida es un hoy permanente del cual nadie puede safarse. Imagínense sus vidas en este instante en el cual están, solo duraran un día, o creen por que van a dormir se pueden safar del hoy y hablar de ayer para comenzar un mañana, solo se han ido un momento y cuando han despertado han vuelto al hoy. (A. NAIN)

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